Historia de los Agustinos XIII

CAPITULO XIII
PLEITO CONTRA EL PHIOR FRAY DIBGO LILLO Y COMUNIDAD DEL CONVICTO
El hecho más grave ocurrido en este siglo XVIII, fue sin lugar a dudas el pleito entablado entre el Ayuntamiento y la Comunidad del Convento.
Fue en el año 1756. En este año rigen los destinos de Villena, los siguientes señores: Corregidor Don Pedro Alejandro Rivera, Justicia Mayor y Capitán de Guerra por sus Majestades, de la ciudad de Villena y Villas de su partido. '■.
Francisco de Cervera, Teniente de Corregidor; Regidores: Diego de Selva Rojas; José de Mergelina; Pedro Felipe Herrero; José Antonio Montoro; Alonso de Mergelina y Alonso Díaz. Jurados: Pedro Antonio Martínez Esquinza y Francisco Simón Fernández de Palencia. Escribanos: Sebastián Calderón de López; Joseph Pascual Benito y Vicente; Ignacio Fernández Moscoso.
La Comunidad del convento estaba compuesta por trece religioso; Fray Diego Lillo, Superior Fray Diego San Agustín, Maestro en Sagrada Teología, Fray José Zapata, Superior; Fray Ignacio Guerau, Depositario: Fray José Muñoz, Procurador; Fray Martin Rosell, Predicador, Fray Cristóbal Ramón, Predicador Fray Juan Benafés Predicador; Fray José Carbonell, Lego; Fray Onofre, Lego; Fray Juan Munuera, Lego; Fray Francisco Forte, Lego; Fray fosé García, Lego.
Este año de 1756 se presenta extremadamente seco. Hace muchos meses que no ha llovido. Los agricultores se pasan todo el día oteando el cielo, para ver cuando viene esa agua tan necesaria, para poder sembrar. Ante esta sequia tan pertinaz la Ciudad acuerda traer a la Virgen en, rogativa y señala el día primero de Febrero para, que se celebre la romería, con aquel culto y veneración conque siempre se ha celebrado: "E1 Ayuntamiento nombra cuatro comisarios, para que en nombre de la Ciudad dispusieran y cuidaran de toda la función y en la misma noche, por estos comisarios se hizo publicación de la traída de Nuestra Señora de las Virtudes a la ciudad. (48)
La ciudad está engalanada, preparada para recibir a la Virgen; el pueblo avisado y convocado; la Comunidad de Franciscanos Descalzos y el Clero de la Iglesia Arcedíanal del Señor Santiago y clero de la Parroquia de Santa María, preparados para acudir, prestos y gozosos, a rendir homenaje a la Virgen, los Ministriles, preparados con sus instrumentos…pero he aquí “como en el citado día hubiese amanecido lloviendo y continuado todo el, de forma que se hizo imposible el poder practicar la procesión, la Ciudad se vio en la necesidad de despachar un propio al Convento, al Padre Prior y Comunidad, participándoles que por la lluvia se había suspendido la traída de Nuestra Señora, pero que al día siguiente se haría, permitiéndolo el tiempo. La repuesta que el Prior dio, fue decir que el y su Comunidad estaban dispuestos a traerla en aquel día propio y así que si la Ciudad quería salir a recibirla lo hiciese; y en efecto con la mayor ignorancia y escándalo de aquel pueblo y circunvecinos, metiendo la Santa Imagen en la galera del Convento, la trajeron a la Ciudad, aventurando el perderla por el transito de un arroyo inmediato a la misma, que a no ser por milagro conocido hubieran perecido muchas personas: y congregado aquel común, llevado de su antigua y grandísima devoción, y ambas Jurisdicciones, Eclesiástica y Secular, con el Arcipreste, para evitar un tumulto, que podía esperarse de hecho tan irregular, o solo en la forma y conducción de la Imagen sino es también en lo ofensivo e injurioso a la Ciudad por su derecho de Patronato. Por aquella noche se depositó la Sagrada Imagen en la Ermita del Señor San Sebastián y al día siguiente se hizo la procesión general y se colocó en la Iglesia Arcedíanal del Señor Santiago, donde se acostumbra a poner y se le hizo en su obsequio y satisfacción del padecido desacato e irreverencia un novenario de sermones.”(49)
Este hecho insólito e inexplicable sirvió para que las relaciones entre el Ayuntamiento y los Padres Agustinos se rompiesen y adquirieran una gran tirantez.
El Ayuntamiento, en cierto modo, conocía las intenciones del Prior de traer la Virgen: “El Concejo, Justicia y Regimiento, estando juntos y congregados en las salas consistoriales de ella, se hizo presente por su merced que habiendo sabido que el Prior de las Virtudes, ha intentado traer a Nuestra Señora, sin haber aparecido acuerdo alguno, con esta noticia se despachó recado político prohibiendo a dicho Prior, suspenda la pretensión de traer a Nuestra Señora, hasta que lo acuerde la Ciudad, y habiendo pasado el presente escrito al citado Prior responde: que respecto a haberlo pedido el público, con motivo de la sequedad tan grande, se traiga de penitencia por su Comunidad y dando una vuelta por la ciudad, volverla a su Santuario, sin que la Ciudad gaste cosa alguna; la Ciudad acuerda nombrar dos comisarios, a don Antonio Alonso Mergelina y a don José Antonio Montoro, para que acudan al Convento e impidan semejante acción.(50).
Nada consiguieron estos comisarios para impedir que la Comunidad trajese la Virgen a la Ciudad. Hay un escrito del Prior "in extremis", cuando ya la Virgen ha recorrido el Claustro del Convento, dirigida al Ayuntamiento y donde dicho Prior quiere justificar su actitud: “Atendiendo a que en los mayores conflictos hemos experimentado en Nuestra Señora Santa María de las Virtudes, con la mayor, prontitud el remedio y que en la ocasión presente, ya con le noticia de terremotos, y con la falta tan notoria que hace a los campos el agua, por las melancólicas y tristes voces que expresan los labradores atendiendo a las referidas súplicas, he determinado con mi Comunidad y en acto de penitencia, llevar esta divina Imagen. Su merced perdone en la determinación, que estamos ya de camino y llegaremos este día; quedo para servir a vuesas mercedes. Santuario de las Virtudes, uno de Febrero de mil setecientos cincuenta y tres. B.L.M. de V. merced su mas rendido servidor y Capellán. Fray Diego Lillo (51).
El Ayuntamiento entabla pleito contra la Comunidad, basándose en que la Comunidad no ha respetado las Capitulaciones que tenían firmadas y lo hace ante el Consejo Supremo de Castilla y este en Real Provisión, dada en Madrid en fecha diez y siete de Septiembre de mil setecientos cincuenta y siete, falla a favor del Ayuntamiento. Al mismo tiempo da seis meses a la Comunidad para estipular y firmar nuevas Capitulaciones y si la Comunidad no cumple con la sentencia, se vera obligada a abandonar el Santuario. La provisión Real está firmada por le siguientes Señores: Diego, Obispo de Cartagena; Don José Aparicio; Don Tomás Pinto Miguel; Don Andrés Valcárcel; El Marques de Puerto Nuevo y Don Juan Peñuelas, Secretario de su Majestad, quien la hizo escribir por su mandato.”(52)
Y a continuación de la Real Provisión, viene el siguiente: TESTIMONIO: Ignacio Fernández Moscoso, Escribano de su Majestad, público en su Corte, Reinos y Señoríos, y mayor de este Ayuntamiento de esta Ciudad de Villena, certifico y doy fe, como en el Cabildo que por dicha ciudad se ha celebrado, en el presente día de la fecha, en presencia del señor Corregidor y asistencia de mi el escribano, se vio en el una Real Provisión su Majestad y Señores de su Real Consejo de Castilla, ganada a instancia de la Ciudad, en fecha diecisiete de Septiembre de este año, contra los Padres Agustinos del Convento de Nuestra Señora de las Virtudes, extramuros de esta Ciudad. Villena a veintinueve de Noviembre de mil setecientos cincuenta y siete (53)
En el pleito representa a la Comunidad, don Manuel Antonio Fraile, quien en el pliego de descargo, extensísimo, pone de manifiesto el admirable comportamiento de la Comunidad durante los doscientos treinta años, que están al frente del Santuario, y añade "porque las circunstancias del día lloviendo, nada tiene de extraño el que se condujese a la Imagen en una galera, ya que se llevó del modo que se pudo, en brazos de cuatro sacerdotes, revestidos con los ornamentos litúrgicos" (54)
Terminado el Novenario que se había hecho en honor de la Virgen de las Virtudes, el Ayuntamiento acuerda que no se vuelva al Santuario, de momento5y ordena que la Virgen permanezca en la Iglesia de los Franciscano, donde permaneció varios meses, hasta que se firmaron nuevas Capitulaciones con los Agustinos.

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